día 45/ 8- del tres- del veinte veintiuno

vigilar todo 
saber de qué está hecho
poder medirlo y compararlo
testear cada una de las cosas
materiales o virtuales, da igual
decir como ordenar los elementos

repartir o atascar

diseñar uno por uno
los canteros del mundo
arrancar todo lo demás diciendo que ha crecido
muy de pronto
muy torcido
muy desparejo
pensar que las cosas angostadas y chatas siempre huelen mejor
llenar todo de fragancias destiladas en laboratorios extranjeros y ocultos
destinar campos enormes para materia prima
cientos de miles de metros cuadrados para plantar personas
un lugar diminuto para las que no necesitan de la belleza
y llenarle las horas de trabajo para que no molesten
decir

esto es así


un señor sale de un tacho de basura
eso no está totalmente diseñado en el plan
por lo tanto
no será observable
habrán pantallas que iluminen las caras justo en el mismo momento
semáforos que digan ahora no, ahora más o menos, ahora sí

crearemos elementos colgantes que se lleven toda la atención
como sonajeros
como péndulos
como redes
nadie mirará salir a nadie de ningún lugar
y en caso de la pobreza insistiendo en algún pedido
habremos creado hermoso relatos que digan
no lo merece
no hace lo que es debido hacer
eso no es una persona
es una niñez que no vale la pena

usted no puede hacer nada

no puede hacer absolutamente nada
compre esta cocacola y ahorre en criptomonedas
esas no las sabe mendigar esta gente
venga tome esta crema
su cara ha querido envejecer
esta línea y esta de acá
no lo digo yo, lo dice el espejo y los quirófanos disponibles

no sea así

le podemos diseñar la cara de tal forma que usted sea usted pero mejor
tersidad, tensidad y juventud
/

estos rascacielos de vidrios son nuestra mejor ofrenda
los hemos pensado en un desvelo maravilloso

¿se imagina no poder distinguir entre el cielo y las oficinas de los altos rangos?

aquí todo parece otra cosa
lo hemos disfrazado tanto
que la única carne que vale
es esta que nombraremos así

////

Sostener no está pensado para vos me dice y mira mis brazos fofos y mi cara después, nada pudo soportar el encierro, mi cuerpo se volvió otra cosa y no sé por dónde empezar. Hace meses andaba en carpa en el medio de lugares sin rejas. Los animales pastaban y las personas mayores miraban el cielo y sabían qué decir. Extraño esa tierra. Tenía apenas un espacio donde dormir y dormía, de día se calentaba el agua en una pava enorme y tomaba mates estando. Después amanecían los amigos y charlábamos por horas. Si podía les leía algo. Dibujaba a la sombra de un árbol que no fue plantado por ningún paisajista. Quizá una llovizna breve nos alcanzaba y nos guardábamos un rato. Después de la lluvia me iba al bosque y el bosque existía, un árbol atrapado por otro respiraba, un ser diminuto me venía a asustar para que no crea que todo es tan fácil nunca. Sobrellevé el miedo, lo compuse como parte del placer o del movimiento. En algunas zonas transitar era más difícil, una señalización casi invisible amenazaba con la posibilidad de volver, algunas huellas ajenas marcando el sendero, en el bosque aprender a leer es aprender a ir hacia donde se intenta ir, recolectando diminutas señales, atendiendo, olfateando, dejándose guiar por intuiciones y bichos. En la orilla del lago canté, una rama de pehuén hundida entre las piedras una y otra vez marcaba el ritmo, el volcán supo decir que había que cuidarse. La naturaleza nos mandó por siempre estas certezas, pero algunas orejas no son buenas oyentes o son pésimas traductoras. Cuidarse con la naturaleza y no de ella. Aprender dónde y cómo bulle, y si es capaz de lastimarnos para corrernos con suavidad, para buscar en otra zona refugio. Leímos mal no había que inventar tanto, simplemente se trataba de saber oír, de querer tocar, de poder fonar una conversación con las aves o los zorros o los volcanes, con el fuego o con el agua. Nos dilapidamos en una estancia estúpida que nos torna imbéciles, optamos por ciudades hiperpobladas, trabajos absurdos, servidumbres extrañas, diferencias abismales. Nada parece sensato, optamos por la ceguera, hasta ahora...

adherirse a nada

determina
sin decir
lo que determina

lo hace carne
de un hacer
que no explica

nadie entiende
cómo
pero siempre

parece caer
de pie
eso no es caer

le corrigen
y con el cuerpo
hecho polvo

pol-vo-com-pac-to
se pinta los cachetes
enormes y gordos

goza el tacto 
que es su tacto
desde el plumerito

se pierde
se expande
busca de nuevo

un abismo lleno
de aire
y se entretiene 

Territorios

¿Dónde
meter
todo eso
que no es
googleable?
Yahoo respuestas
eso con cuerpo
eso que es cuerpo
eso que es más allá.
Todo eso
que no se resuelve bajando una App
dónde meter todas esas otras preguntas que acarrean el encuentro
lo indeterminado
cómo
aprender
tocando
una piel
mil voces humanas
el barro
y no trece mil pantalla/teclado
cuatro horas por día
los ojos puestos en
una cantidad de likes.

Entonces que
ojalá me toques el timbre
más que nada porque
Wikipedia
no sabe cómo
mimar un rulo
hacer un buen chiste
besar con lengua.

Anfitriona

Adentro mío
es realmente hermoso,
cálido
húmedo
elástico
expectante.
Ojalá
algún día
la curiosidad
se adueñe de
tus ganas
y entonces quieras
y aplaudas desde el otro lado de la reja
para avisar que llegaste
para preguntar si hay alguien
y si es que acaso podés
entrar.

(Des)amortiguarse

Hice de todo e igual me quedé sola,
como abandonada,
como se quedan los días al final,
vacíos, ambivalentes, desbalanceados
con gritos a lo lejos de niñas que no quieren bañarse
y gatos que andan saltando entre tapiales,
peleas
y romances furtivos.

Hice de todo sólo para quedarme sola,
como encontrada por mi misma
mi cara,
mi piel,
mis piernas
todo estaba ahí
conmigo
y para mi,
me sentí como las noches al final,
el amanecer intentando llegar
como llegan las cosas lerdas, pausadas, irreversibles
las más necesarias,
los abrazos,
los besos,
las revoluciones.

Las lunas: llenas

Me pega porque me quiere,
y eso es, como las mentiras capicuas,
toda su viceversa a la vez.
Me quiere porque me pega.
Me quiere porque me hace mierda y jura nunca más.
Me quiere porque el ruido de los golpes es distinto cada vez
entonces practica la melodía del dolor
con mi cara,
con mi estómago,
entre mis piernas.
Me quiere porque descarga contra mi mandíbula todo lo que la suya acumula.
Me quiere porque sangro más de una vez al mes,
más de una vez a la semana,
una vez cada dos días.
Yo sangro en la cuarta cerveza
ese es mi ciclo,
esa es mi luna llena
la de su puño,
la de su rabia,
la de su bronca,
la de mi dolor.

La mixtura del pantano

Recorrimos el museo juntos
y no por eso nos quisimos más.

Leímos en voz baja,
caminamos todo lo pausado que la muestra permitía.
No nos dimos la mano
ni nos miramos a los ojos.
Apenas nos susurramos algunas palabras
observaciones breves sobre el plan cóndor
y los documentos de inteligencia que leíamos,
las dictaduras latinoamericanas
las sangres
y las fotos del horror.
Recuerdo que Chile nos hizo extremadamente mal.

Habíamos llegado separados
pero sabiéndonos por ahí
sin planearlo, ni desearlo particularmente.
Él iba a ver esa película en la sala del primer piso
y yo esperaba a alguien que nunca llegó para ver al aire libre Metrópolis
con banda en vivo
y juego de cuerpos que se esparcen por el piso.

A la salida me dijo que la película no fue lo que esperaba
y que hubiese sido mejor en soledad
como todo lo suyo,
siempre desea una soledad que rompe
para sentirse peor.
“no hubiese podido ver la película como vos,
con tanta gente junta”

Nos reímos de su relato sobre un pibe
que quería levantar a una piba durante la película
preguntas básicas y comentarios al pasar.

Compramos verduras y fuimos a su casa en bondi.
No cocinamos, fuimos a su cuarto,
había cambiado las cosas de lugar desde la última vez.

A la mañana me desperté más vacía que antes,
vaciada,
confundida.

Nos bañamos y tomamos te,
el último disco de su banda aún no salía y me dio a elegir un número para que pueda tener la primicia de cómo sonaba
– 7, pedí.
El tema era sobre unos cuerpos que saben
y hacen de amores, no como la noche anterior
un refugio de mentira, horrendo y poco delicado.

No le hablé nunca más,
después entendí que el asco y el horror eran
esa sensación de invasión sobre mi cuerpo.
Después entendí que su cuarto era la mentira
y que lo poco delicado eran sus formas de violar mis ganas,
de violentar el acto, de hacerme sentir obligada.

Vomité ese día y al siguiente,
mientras comprendía ácidamente
que los modos sutiles hay que estamparlos contra la pared
y decirles bien de cerca
sos horrible y peligroso
como los medios de comunicación durante una dictadura,
como mirar para otro lado,
como no oír los gritos.

Ese último disco carga una belleza que apabulla,
lo que hace que todo sea más monstruoso y complejo a la vez,
y es que siempre hubo mundiales mezclados con masacres
para que podamos tragar la mierda esperando gritar un gol
o sentir placer.

20170807_013416

Todo lo que merece branquias y un estanque

Lo veo y todo parece conectárseme
los pulmones activan todos sus recovecos
se hinchan
se expanden
se alteran
en plena expansión
el oxígeno
no quiere dejar de entrar
y después se queda todo ahí
estancado,
agazapado,
atornillándose.
Siendo descarte,
ya:
monóxido
ya:
mareándome.

Abre su boca
yo en pleno vahído intento activar algunos sensores
para entender lo que va a decir
-en vano-
ya estoy allá donde algo pareció detenerse
así no más.
Freno de mano y a la mierda todo
el tránsito
la hora
mi jefe
la televisión
los diarios
la radio
y el doctor.
Entonces intenta saludarme
y yo ahí
tiesa
tierna
perdida.

Lo saludo mal,
no me sale de otro modo,
como si fuese un hacer sin ganas
un devenir pautado en horas lejanas
en todo eso de
etiqueta y cotillón.

El aire
sigue adentro
colmándome
cada ramificación
en forma de toxina
de residuo
de historia
y también
en forma de presagio
de potencial desahogo
de posible libertad
de necesaria exhalación.

A un pasante

Por qué me mirás así
y te me acercás desafiante
monstruo
de tres cabezas
y dos cuerpos
más que el mío,
parece que querés decirme algo
y te me venís
te me venís
te me venís
mientras yo cruzo la calle
para allá
y vos para acá
y tac: choque,
-hola morocha
me decís
sudado y todo como estas.
Seguimos el paso,
nada más que eso «un hola»
no tenías nada para decir
porque no querías nada como respuesta
pero yo recibí tu mensaje
y lo llevo hasta la otra orilla de la calle
de la cual
vos venís taladrando dando pasos como moladoras
y mirandome fijo.
Entonces
paso por tus huellas,
por los huecos que dejaste en la calle
y me caigo,
tropiezo,
me hundo en cada uno de tus boquetes
me moretoneo
y me asfixio
me raspo la piel.

Mientras caigo en tu décimo pozo
miro levemente hacia el lugar a donde fuiste
y veo a otra chica cayendo en los mismos tenebrosos
agujeros
negros
tuyos,
alguien más a quien saludaste sin saludar.

Imagen-un retazo Klimt